La sección «Bercianos X El Mundo» está de vuelta. Cuando falta poquito más de una semana para la celebración del Primer Congreso de «Bercianos X El Mundo», que llevaremos a cabo en Toreno el sábado 6 de octubre, es el momento perfecto para retomar esta iniciativa, que nació hace casi ya 10 años y que consiste en homenajear a bercianos que se han tenido que marchar al exterior, fuera de nuestra región.
Y qué mejor para iniciar esta nueva etapa del proyecto que destacar la trayectoria de una berciana hasta «las médulas» muy conocida por todos los lectores de Plumilla Berciano. Hablamos de Ana María Mallo Fernández, más famosa por el sobrenombre de su usuario de la zona de comentarios de este blog, Pituca. No exageramos si decimos que esta toralense ilustre es la comentarista más activa de Plumilla Berciano y una de sus mayores fans.
Realmente, Pituca no necesita presentaciones, sobre todo para los más asiduos a esta bitácora, pues ha protagonizado diferentes entradas en el blog e, incluso, también ha sido el foco fuera del mismo, en temas relaciones con él. Por poner sólo dos breves ejemplos, por un lado, fue la ganadora del concurso del «Debate Literario Berciano» y, por otro, una de las protagonistas de mi charla en el evento de conferencias TEDxPonferrada. Por tanto, es un lujo tener entre nosotros a esta traductora natural de Toral de los Vados que reside en la ciudad holandesa de Almelo.
Entrando ya de lleno con su trayectoria, cabe destacar que Ana María Mallo abandonó Toral con destino Valencia cuando tenía 19 años, porque quería estudiar en la Escuela de la Radio de esta ciudad. Corría el año 1981 cuando «me fui de Toral con mucha pena, pero con ilusión», según nos explica Pituca. Nuestra protagonista añade también que recuerda la fecha por lo duro que le resultó marcharse del Bierzo y, porque, además, «coincidió con el intento del golpe de Estado del 23 – F de Tejero». Realmente, «lo viví muy intensamente porque comencé a residir en Valencia con mi hermano, en la casa de la familia de mi cuñada y como en esta ciudad hubo mucho actividad ese día, aquello me marco y me asustó».
Una vez terminada su etapa valenciana, Pituca salió de España con destino a Holanda. «Mis padres habían emigrado a este país y como existía una ley que te permitía entrar en los Países Bajos y quedarte permanentemente aquí, si tu familia ya era residente y tú lo hacías antes de cumplir los 21 años, pues así fue. Total, que un buen día preparé los papeles y me vine para aquí y, luego, me quedé por amor». Nos cuenta que «conocí al que hoy es mi marido y ya me quedé». Ana María está casada y tiene 2 hijos, Christian y Desirée: «Tengo dos hijos maravillosos y si no me vuelvo definitivamente para el Bierzo es por ellos, porque tienen sus vidas aquí y tendría que estar lejos de ellos, sin poder verlos a menudo».
En lo referente a sus recuerdos de la infancia, nos comenta repetidamente que adora a su gente de Toral y, como anécdota, relata que «de pequeña me encantaba robar fruta por divertimento, aunque nosotros teníamos de sobra en la huerta y no nos hacía falta, pero me encantaba hacer rabiar al dueño». Curiosamente, «hasta al mismísimo cura le robe fruta, o sea que soy consciente de que ya no voy ha entrar en el cielo», bromea. Es que «de niña era un poco traste, pero no rompía cosas, simplemente hacía ‘trastadas’, explica, «sobre todo, en la escuela, aunque me apreciaban los profesores». Etapa de la que guarda un gratísimo recuerdo y sólo de pensar en ella, se emociona. De esos momentos destaca las clases con la conocida poeta berciana Carmen Busmayor, que era su maestra de la infancia. «Carmen fue la culpable de que me encante la poesía».