Recientemente, el periódico Diagonal publicó un artículo de opinión mío sobre la minería, tanto en su edición en papel como en su versión online.
Aquí os lo dejo, «La problemática del carbón autóctono», por si os resultase de interés, debido a la temática:
La minería del carbón en España está pasando por una de sus horas más bajas. Aunque con sus protestas –marchas mineras, encierros, huelgas de hambre, manifestaciones, etc.- los mineros consiguieron hace unos días que la Unión Europea ratificase el “Real Decreto del Carbón” elaborado por el Gobierno, que obliga a ciertas centrales térmicas a que su consumo de carbón nacional sea del 15% hasta el año 2014, aún no está todo arreglado. Ciertamente, todavía queda mucho por hacer. Y es que esta nueva normativa sólo prorroga un texto similar al que ya se había aprobado en 1997 y que dejó de estar en vigor hace unos cuantos meses.
Pero el problema no es nuevo, viene de largo, pues la historia no deja de repetirse desde hace 20 años. Cabe rememorar que España, en el seno de la Unión Europea, vio por aquel entonces como sus explotaciones mineras dejaban de ser rentables. La realidad es que a las empresas propietarias de centrales térmicas les resulta más barato transportar el carbón desde Polonia, Rusia, Sudáfrica o China que consumir el autóctono. Por ello, tanto España como la UE apostaron en su momento por realizar una reconversión industrial en las cuencas mineras españolas, que fue un fracaso, mientras mantenían ciertas explotaciones abiertas para poseer una reserva estratégica de mineral.
En el caso concreto de las comarcas leonesas de Laciana y El Bierzo –que podría ser extensible a otras muchas- la reconversión minera nunca fue tal, pues no se llegó a producir una verdadera reindustrialización. La mayor parte de los fondos destinados a ello fueron a parar a zonas en las que nunca existió una bocamina. Además, las diversas administraciones aprovecharon el poco dinero que quedaba para utilizarlo en obras que ellas mismas deberían de haber financiado con los impuestos de estos ciudadanos, tal y como se hace en el resto de las regiones, pues son tan contribuyentes como el resto. Para disimular, éstas dieron las máximas facilidades a cuatro o cinco compañías “alternativas” para que se instalasen allí, a las que cuando les fue un poco mal el asunto optaron por hacer ERES, despedir a empleados o levantar todo o parte del chiringuito para llevárselo a cualquier otro lado donde producir más barato. Se les regaló suelo y dinero, pero las administraciones no se dotaron de los mecanismos necesarios para evitar que se produjese la cruda situación que actualmente viven sus habitantes.
Y es que con la llegada de la famosa crisis, que ha pegado mucho más fuerte en estas regiones mineras, la situación se ha recrudecido debido a diversos factores. Uno de ellos es que las centrales térmicas no queman el carbón autóctono. Prefieren apilarlo en sus parques de almacenamiento de carbones y cuando estos se llenan, no compran más. Problemática que intentó resolver el Gobierno con la creación, en julio de 2009, de un almacenamiento estratégico temporal de carbón autóctono, gestionado por Hullera del Norte S.A. (Hunosa), sociedad de propiedad estatal ubicada en Asturias-. El Real Decreto que les obligaba a consumirlo ya no estaba en vigor y hubo que redactar otro. El Gobierno lo hizo en febrero de este año y lo publicó en el BOE, pero la UE le recomendó modificar ciertos puntos que podían chocar con las leyes de la competencia. Así lo hizo, pero pasaron varios meses hasta que la Unión le dio luz verde, motivada por la presión de las movilizaciones de estos trabajadores, pues de no haber existido éstas probablemente seguiría en un cajón.
Además, algunos empresarios mineros optaron por la vía rápida de no pagar a sus empleados. Desde hace muchos años es la primera medida que suelen tomar. Los obreros no cobran y estos se ven obligados a manifestarse, tanto por su sueldo como por su futuro. Tristemente, no les queda otra salida que no sea la de reclamar lo que es suyo, mientras indirectamente le hacen el trabajo sucio a los que luego recogen los frutos sin mover un dedo. Los empresarios se quejan de falta de liquidez y aseguran no poder hacer frente a las nóminas de los trabajadores hasta que las térmicas les compren carbón y reciban subvenciones, a pesar de que se les adelantó hace meses el dinero correspondiente a todo el año 2010. Aún así, lo consideran insuficiente. Debido a esto, los mineros de León, Palencia y determinadas zonas de Asturias acumularon hasta hace bien poco 2 meses de impagos. Una vez más los propietarios de las explotaciones utilizaron a sus empleados como escudo para presionar. Hay cosas que no cambian y siempre acaban pagando los platos rotos los de siempre.
Asimismo, en el caso concreto de las cuencas de León y Palencia, la titularidad de las minas está concentrada en manos de muy pocos empresarios. Alguno de ellos ha aprovechado el dinero de las subvenciones por explotación de carbón para crear otras compañías en las que diversificar los sectores en los que tienen invertido su patrimonio, en lugar de utilizarlo en las organizaciones mineras, que es la razón para la que realmente se da. Con tantas subvenciones públicas recibidas, las minas pertenecen más a las instituciones que a los propios dueños. No vendría mal, que, como en el caso de Hunosa, fuese el Estado el que gestionase las explotaciones. Parece razonable, pues, pensar en la intervención de las mismas y la nacionalización del sector minero del carbón.
Fuente Imagen: Diario Diagonal / Christian Gonzalez Garcia