Hoy vuelvo a hablar del Bierzo, y aviso de que será extensamente. Lo hago porque el tema a tratar es de vital importancia y, por lo tanto, la ocasión lo merece. Y es que los bercianos podríamos estar jugándonos el futuro de nuestra región, sin saberlo o, aún conociéndolo, sin prestarle demasiada atención. Nuestros dirigentes deberían de implicarse más y llegar a importantes consensos en todo tipo de materias, en lugar de andar todo el día a la gresca. También sería capital desarrollar una revulsiva campaña de publicidad. Meses atrás se lanzó «La Esencia del Noroeste» (ver noticia), un magnífico trabajo creado por el estudio ponferradino Salvi Design. Pero no me refiero a esto.
El martes pasado asistí a unas jornadas sobre estrategias de comunicación. Pablo Alzugaray, presidente de Shackleton -una de las agencias de publicidad más importantes y premiadas de España, creadora de campañas de gran repercusión, como: «El Pueblo en el que nunca pasa nada», «iJam», «Depósito Lopetegui», «Forma parte de la historia», «Ellos también pueden», etc.- hacía alusión a la que para él es sin duda la pieza más relevante parida por esta industria. Concretamente, hace varios años el Ayuntamiento de Bilbao encargó una promoción turística de la ciudad. La empresa encargada de su comunicación comercial le recomendó que el mejor proyecto posible sería convencer a la Fundación Guggenheim para que crease allí un museo. Una vez construido, el siguiente paso fue ya comunicarlo, así como realizar las acciones de marketing pertinentes para atraer visitantes.
Estoy totalmente de acuerdo con este planteamiento. Considero que esto es lo que deberíamos de hacer en el Bierzo. Puede que el futuro producto objeto de deseo ya lo tengamos y no sea necesario inducir a ninguna institución para que lo lleve a cabo, porque ya está proyectado. No hace falta persuadir a nadie, salvo, quizá, a nosotros mismos. Hablo del Museo Nacional de la Energía que el Gobierno planea realizar en Ponferrada -con subsedes en otros puntos del Bierzo y Laciana-, a través de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden). La inversión para desarrollarlo será aproximadamente de entre 69 y 75 millones de euros, según datos de la propia Ciuden -cabe resaltar que en el Museo Guggenheim de Bilbao y su entorno se gastaron unos 90 millones de euros-. Cifra a la que hay que sumar el patrimonio inicial de la Fundación, que asciende a 80 millones, con el que la entidad se financiará durante sus tres primeros años de vida. Además, la organización prevé que el Museo, que de convertirse en realidad se inauguraría a finales de 2011, acogerá inicialmente a 250.000 visitantes al año, dato que podrá ir en aumento una vez que el centro se vaya consolidando.
En mi opinión la PROPUESTA de la Fundación Ciudad de la Energía es muy interesante y podría suponer el impulso definitivo que necesita nuestra comarca. Además, serviría como gran complemento del resto de atractivos turísticos y gastronómicos de los que ya disponemos.