El domingo llegué a Madrid tras un fin de semana tranquilo pero intenso. Tras tres días (en realidad sólo 2) en Toreno y uno y medio en la ciudad, hoy todavía tengo morriña. No consigo olvidar esa gama de colores otoñales compuesta por una paleta en la que predominan los verdes oscuros mezclados con ese característico amarillo pajizo, adornado con ocres y marrones. Es toda una postal. Quizá sea el paisaje más bonito, junto con el del verdor previo a la primavera…
Este fin de semana han caido las primeras castañas. Todavía son pocas, pero ya empiezan a verse. Por fin he podido probar la primera del año. En unas semanas empezarán los magostos. Alrededor de una buena hoguera, sobre la que se situará un tambor, ‘las gentes’ de mi región asaran sus castañas, que luego acompañaran con un buen vino (del Bierzo, por supuesto). ¡Un magosto en toda regla!