Primer fin de semana en El Bierzo

Jesús Rodríguez, publicitario cántabro, afincado actualmente en Madrid, fue uno de los ganadores de la «Invitación al Bierzo», aquella iniciativa que surgió con motivo del primer aniversario de «Plumilla berciano», en la que se sortearon 3 estancias de fin de semana gratuitas en El Bierzo.

Jesús y su novia, Beatriz Revilla, han sido los primeros en disfrutar de su premio. Los agraciados con un fin de semana en El Palacio de Canedo, han sido tan amables de enviarnos unas fotografías, acompañadas por una especie de crónica de su experiencia vivida el 28 y el 29 de noviembre, escrita por el propio Rodríguez.

El mal tiempo acompañó. A medida que nos acercábamos a nuestro destino, adentrándonos en El Bierzo, en un día gris y, sobre todo, con un hermoso paisaje otoñal e incluso navideño, empezaron a aflorar inconscientemente deseos de que el tiempo empeorase para poder multiplicar la sensación de bienestar desde la acogedora suit que nos tenían preparada en El Palacio de Canedo. Lo cierto es que se trataba de un viaje de corta duración en el que íbamos a disfrutar de nuestro maravilloso premio sin meternos mucha presión turística, así que esos malos pensamientos no eran del todo condenables.

Justo antes de llegar a Canedo, paramos a comer en Cacabelos. Allí encontramos un mesón que fue todo un acierto y en el cual comimos tanto y tan bueno, que salimos rodando. Con la inercia ya por fin llegamos a nuestra lujosa residencia de fin de semana, y nada más recibir las llaves de la habitación, comenzó a llover sin descanso hasta nuestra marcha al día siguiente.

La tarde se aprovechó en visitar todos los rincones del Palacio de Canedo y, cómo no, en relajarse en la preciosa habitación con vistas a los viñedos, chimenea, botella de vino y bañera de hidromasaje como puntos más destacables a la hora de dar envidia a los demás. A continuación, nos esperaba una suculenta cena con algunos de los productos típicos de la zona, como la mermelada de pimientos o los higos, sin que falten, por supuesto, las castañas en sus diversas formas. Aunque es cierto que fuimos todavía un poco llenos de la comida, hicimos un esfuerzo y nos dejamos alimentar de maravilla por un camarero muy amable y encantador, al igual que todas las personas con las que tuvimos trato en El Palacio de Canedo. Esto no lo digo por cumplir, la verdad es que me llamó la atención que las personas eran atentas, sencillas y agradables de forma natural, es decir, que uno puede ver que realmente son así y no es una actuación de peloteo hacia el cliente. Sinceramente, nos han hecho sentir como si estuviéramos en casa de unos amigos, que se preocupan por que todo esté a nuestro gusto.

Al día siguiente, domingo, abandonamos con mucha pena el Palacio de Canedo para perdernos literalmente en Las Médulas y, en cierto modo, al igual que con el mal tiempo, nos gustó dicha desorientación, ya que tuvimos la oportunidad de descubrir los parajes más profundos y bellos de una parte de El Bierzo. Nos han fascinado esos paisajes montañosos con esa característica gama de colores verdes y marrones.

Desgraciadamente, se nos hacía tarde para regresar y no tuvimos tiempo para visitar un pueblo del que me habían hablado, llamado Toreno, no sé si te suena, Juanma. De todas formas, después de la experiencia, estamos convencidos de volver a visitar tu tierra.

No nos cansaremos de agradecerte este fabuloso premio.

Muchas gracias.

Un abrazo a tí a todos tus lectores, entre los que me incluyo.